La ciudad que no descansa, Douglas Preston / Lincoln Child

Hoy toca debilidad.
La penúltima obra a la venta de la imperecedera saga de Douglas Preston y Lincoln Child cuyo protagonista, el agente especial del FBI AXL Pendergast, el mejor detective del mundo y no el gilipichas de Bruce Wayne, se las tiene que ver con un pobre hombre que se cree más listo y más poderoso que nuestro super agente de traje negro y coleta blanca.
Lo admito. Puede que renuncie a mi huelga de lecturas intensas por el próximo de mi agente favorito. Pendergast se lo merece. Y eso que en esta, para variar, también le ponen las cosas difíciles. Cada vez más.
Si no me equivoco, este es libro número 17 de la saga. Como podéis imaginar, a lo largo de dieciséis entregas nuestro loco del pelo blanco ha pasado por todo y por todas. Se las ha visto con monstruos reptilianos, con zombis, con inmortales, con la combinación de todos ellos que fue su hermano Diógenes, con exmujeres, exhijos y exhumanos. Excepto contra sí mismo (y ojo que no es descartable), Pendergast se ha enfrentado y vencido a toda clase de rivales que han puesto a prueba su inteligencia y sus habilidades físicas y como maestro del disfraz.
En esta ocasión, lo confieso, le han complicado tanto el caso -cuando hay dinero, siempre es más difícil ejercer justicia- que he llegado a sospechar que no lo conseguía, pero es lo bueno que tiene Pendergast. A lo largo de los años ha llegado a ser una parodia de sí mismo sin caer en el ridículo, manteniéndose en esa delgada línea entre el "no me jodas" y el "venga ya", como James Bond, más o menos.
Y la sinopsis, que al fin y al cabo, es lo único que cambia libro a libro. Grace Ozmian, una niña rica, drogadicta y liberada sexualmente -ahora sería influencer- aparece decapitada, o eso cree la policía. Lo que parece ser un caso aislado, comienza a convertirse en una serie de asesinatos donde el culpable desarrolla unas dotes increíbles para colarse en casas, utilizar armas mortales, sabotear sistemas informáticos encriptados y burlar todos los mecanismos de seguridad. Casi podríamos decir que es una versión malvada de Pendergast. Pero como eso ya lo han explotado demasiadas veces, habrá que buscar otra explicación.
Y en el otro lado de la balanza tenemos al padre de la chica, que exige justicia al agente, y que amenaza con tomársela por su cuenta si no descubren al asesino de su hija y heredera. Este Jeff Bezos o Elon Musk tiene muchos recursos, y no permitirá que nuestro protagonista le niegue su deseada venganza.