El síndrome de Stendhal, Aurelie Herrou / Sagar

Un viaje al centro de la locura en poco más de 100 páginas. Este libro de Herrou y Sagar no es otra cosa sino la descripción de como un hombre de edad mediana, que no ha hecho otra cosa en toda su puta vida más que mirarse el ombligo y permitir que los demás le digan donde tiene que comer, sentarse o hacer sus necesidades, tiene que tomar el mando de su vida y en el camino pierde la chaveta de mil maneras diferentes.

Puede disfrazarlo de la extenuación por la belleza del arte, de síndromes impostados, de su afición a bailar, de la falta de motivaciones y estímulos en una sociedad que le trata por lo que viste, no por lo que es, pero en el fondo es un brote psicótico, uno tan profundo, irreverente y descontrolado que puede darle por la verborrea más naif, por bailar, o por llegar al museo con una escopeta y recordarle al mundo que el Duque De la silla ha llegado a trabajar.

Y no me disgusta en absoluto. Comprendo su ceguera, una absentista provocada por su baja autoestima y su incapacidad para decir no. Pero Fred está loco. No es la visión de la belleza artística la que le sumerge en dimensiones fascinantes que le invitan a apreciar el arte como si de un personaje de los cuadros se tratara. Su cabeza ya está fuera de lugar cuando se presenta ante el pequeño encargado Angulo Del Culo. La sobreestimulación sensorial solo agudiza su paranoia, su esquizofrenia ligada a las sinestesias, su liberación en forma del baile, su única vía de escape durante los primeros 35 años de su vida.

Fred es incapaz de sentir amor por el mundo que le rodea. Ni siquiera aprecio. En realidad vive dentro de su mundo, y el paso por el psiquiátrico no es sino un regreso a su verdadera realidad. Y meterse en la cabeza de un loco nunca es agradable, aunque sueñe con Picasso e interminables campos de amapolas.