Conan y Belit 2. Por tierras de Estigia, Roy Thomas / John Buscema

29.11.2021

Qué agraciados tiempos aquellos en los que la incorrección política no existía, y utilizar los términos "negro", "moreno" o "pálido" no implicaban más allá de una carpetovetónica educación basada en llamar a las cosas por el color de su portada. Era todo más simple, menos enfrascado en el "qué dirán" y más en el "qué quiero decir". Porque, pese a la moda impuesta en los últimos tiempos por Nolan y sus acólitos, los comics tienen que ser divertidos, entretenidos, y no sesudas reflexiones sobre el devenir del tiempo o la ética personal de los superpoderosos.

Conan lo es. Jamás le verás sufrir una derrota duradera. Es un héroe de Marvel con sus puntos de flaqueza, pero imperturbable ante los desalientos de un destino que le marca, por Crom, y le impele a meterse de cabeza en la guarida del lobo. Pero a él no le importa. Él es simple. Conan tiene hambre, come. Conan tiene sed, bebe. Conan está enfadado, pega. Conan está cachondo, folla. Y no se hace más preguntas.

Estigia es la representación del antiguo Egipto en el mundo de Conan. Una Estigia consagrada al culto de la serpiente y el cocodrilo, donde los sacerdotes son tan poderosos como los reyes, y el valor de una vida no es más que el deseo de un hombre poderoso. Porque el mundo de Conan es un mundo de hombres. Belit, la peligrosa Belit, la Diosa de la Muerte, la pirata a la que conocen como la Reina de la Costa Negra junto a su guerrero y amante Amra (Conan), se convierte en otro objeto más cuando cae presa de sus enemigos, cuya primera intención siempre es llevarla a su dormitorio, lo que frustra todavía más a la poderosa princesa. ¿Y el resto de mujeres? Ni eso. Cartas de intercambio, objetos de placer cuya mayor aspiración es ser la amante de un hombre poderoso al que poder susurrar en la oreja sus deseos para que sean cumplidos. Hasta la bruja Sabia, capaz de dominar con su magia al mismo Conan, es sierva de otro brujo más poderoso, uno incapaz de vencer a un Conan cuya simpleza y brutalidad le vale el apelativo de Hombre sin Miedo. 

Conan me gusta porque Conan entretiene. Conan es simple, como yo.

Bitácora Perversa
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